Cada año, en el mes de Ramadán, todos los musulmanes ayunan desde el amanecer hasta el anochecer, absteniéndose de comida, bebida y relaciones sexuales.
Aunque el ayuno es beneficioso para la salud, se considera principalmente un método de purificación espiritual. Al apartarse de las comodidades mundanas, incluso por un breve tiempo, una persona en ayuno adquiere verdadera empatía con aquellos que pasan hambre, así como crecimiento en su vida espiritual.