No se puede negar el hecho de que el Corán es uno de los textos más influyentes y poderosos de la historia de la humanidad. Ha guiado las vidas de miles de millones de personas durante más de catorce siglos, ofreciéndoles orientación espiritual y moral, así como un modelo para la organización social y política. ¿Pero fue Muhammad (que la paz y las bendiciones sean con él) el autor del Corán? Ésta es una pregunta que se ha hecho mucha gente a lo largo de los años y que provocó mucho debate y discusión.
En primer lugar, consideremos el contexto histórico de la vida de Muhammad. Nacido en La Meca a finales del siglo VI, vivió en una época de gran diversidad religiosa e inestabilidad política. La Península Arábiga fue el hogar de muchas tribus y culturas diferentes, cada una con sus costumbres, creencias y prácticas. También fue una época de dificultades económicas y desigualdad social, en la que muchas personas vivían en la pobreza y sufrían opresión e injusticia.
En este contexto, Muhammad recibió una revelación de Allâh, que comenzó a compartir con sus compañeros de La Meca. Con el tiempo, estas revelaciones se compilaron en el Corán, que se ha convertido en la base de la fe y la práctica islámicas. Pero, ¿fue Muhammad el autor del Corán o simplemente un mensajero que transmitía un mensaje de Allâh?
Según la fe islámica, Muhammad no fue el autor del Corán, sino más bien un conducto a través del cual Allâh reveló Su última palabra a la humanidad. Esto se refleja en los primeros versículos del Corán, que comienzan con la frase:
“En el nombre de Allâh, el Más Misericordioso, el Compasivo. Este es el Libro sobre el cual no hay duda, una guía para aquellos conscientes de Allâh”
(Al-Baqarah 2:2-3).
Además, el Corán se describe a sí mismo como un mensaje divino que fue revelado por etapas a lo largo de 23 años. Muchos pasajes del Corán se dirigen directamente a Muhammad como Profeta de Allâh, guía y transmisor del mensaje y las enseñanzas universales de Allâh.
En conclusión, muchos aspectos del Corán sugieren que no pudo haber sido obra de un solo ser humano. Por ejemplo, el Corán contiene una gran cantidad de información científica que no se conocía en el momento de su revelación. También contiene descripciones detalladas de acontecimientos y figuras históricas que sólo podrían haber sido obtenidas de una fuente divina.