Según las enseñanzas islámicas, Jesucristo (la paz sea con él) fue un venerado profeta y mensajero de Allah (Dios). Se dice que nació milagrosamente de la Virgen María y fue dotado de poderes milagrosos, como la capacidad de curar a los enfermos y resucitar a los muertos. Sin embargo, el punto de vista islámico sobre la crucifixión de Jesús difiere del del cristianismo.
El Islam sostiene que Jesús no fue crucificado, sino que Allâh lo levantó al cielo. El Corán (la sagrada escritura del Islam) afirma en el capítulo 4, versículo 157 que “Y [por] decir: “De hecho, hemos matado al Mesías, Jesús, el hijo de María, el mensajero de Allah”. Y no lo mataron, ni lo crucificaron; pero [otro] fue hecho para parecérsele a ellos. Y, de hecho, quienes discrepan al respecto tienen dudas al respecto. No tienen conocimiento de ello excepto siguiendo suposiciones. Y seguro que no lo mataron”
Los eruditos musulmanes interpretan este versículo como un rechazo de la creencia cristiana en la crucifixión de Jesús. Creen que Allâh salvó a Jesús de la agonía de la cruz y lo elevó al cielo, donde permanece hasta el día de hoy. Además, muchas tradiciones del Profeta Muhammad (la paz sea con él) también apoyan esta creencia.
El punto de vista islámico sobre la no crucifixión de Jesús es significativo en muchos sentidos. En primer lugar, enfatiza el poder y la misericordia de Allâh, quien salvó a Jesús de una muerte humillante y dolorosa. En segundo lugar, subraya el estatus de Jesús como un exaltado profeta de Allâh, que estaba protegido por su Creador. En tercer lugar, desafía la creencia cristiana en la muerte y resurrección de Jesús, que es la piedra angular de su fe.
En conclusión, según la fe islámica, Jesús no fue crucificado, pero Allâh lo salvó de este destino y lo elevó a los cielos. Esta creencia se basa en los versos coránicos y las tradiciones del profeta Muhammad. Si bien difiere de la creencia cristiana, resalta la importancia de la misericordia y protección de Dios hacia sus profetas.