Darwin: Hola. Mi nombre es Charles Darwin. A menos que hayas estado viviendo en una cueva desde que naciste probablemente habrás oído hablar de mí. Viajé por el mundo para descubrir el origen de las especies y luego produje la teoría de la evolución.
Ateo: Por supuesto que te conozco y sé que estoy hablando con un hombre extraordinario. He leído todos tus libros y, como resultado, ahora soy ateo.
Darwin: Perdón, ¿qué dijiste?
Ateo: Dije que he leído todos tus libros.
Darwin: Me refiero a la segunda parte ¿Cómo puedes llegar a esa conclusión por mis escritos, a la cual nunca llegué, siendo yo el autor de la teoría de la evolución?
Ateo: ¿Qué quieres decir?
Darwin: Quiero decir, que siempre he creído en Dios.
Incluso cuando experimenté algunas dudas, estas no estaban conectadas con la teoría de la evolución.
Ateo: Sí, pero tú escribiste después de eso: "No abandoné el cristianismo hasta que tenía cuarenta años de edad".
Esto significa que perdiste tu fe en el cristianismo.
Vi una carta en la que escribiste:
"Lamento tener que informarte que no creo en la Biblia como una revelación divina y, por lo tanto, no creo en Jesucristo como el Hijo de Dios".
Darwin: Efectivamente, pero, ¿qué tiene eso que ver con no creer en Dios?
Siempre creí en un Creador, pero dudaba de todas las religiones.
Estos son dos temas separados. Usar mis dudas en el cristianismo para sacar conclusiones acerca de mi fe en Dios es inaceptable.
Ateo: ¿Quieres decir que no hay contradicción entre creer en Dios y la teoría de la evolución?
Darwin: Ciertamente, tratar de establecer que las dos son mutuamente contradictorias es absurdo. Dije esto en mis cartas.
Me parece absurdo dudar que un hombre pueda ser a la vez un ardiente teísta y un evolucionista.
Ateo: Esto es realmente extraño. Toda evidencia que vemos de la evolución y la variedad de especies conducen directamente al ateísmo.
Darwin: El hecho es que digo exactamente lo contrario. Escribí: "Puedo decir que la imposibilidad de concebir que este universo grandioso y maravilloso, incluyendo a nuestra conciencia, surgió por casualidad, me parece ser el principal argumento a favor la existencia de Dios".
Y también escribí:
"El argumento más fuerte para la existencia de Dios, según mi criterio, es el instinto o la intuición que todos (como supongo) sentimos que debe existir un creador inteligente del universo. Pero luego viene la dificultad y la duda de si tales intuiciones son confiables.
Ateo: ¿Ves? ¿Ves? Dudabas de la justicia de ese Dios. ¿Lo ves?
De acuerdo con el diario Filiación Científica Estadounidense, no se puede ver el trabajo de una deidad omnipotente en el dolor y sufrimiento causado por la avispa icneumonida, que paraliza a las orugas para ser alimento vivo para sus huevos.
Darwin: Sí, pero, ¿por qué esto está relacionado con la existencia de Dios? He tenido dudas debido a ciertos argumentos filosóficos, como el bien y el mal en nuestro mundo y las relaciones entre las especies.
Esto es algo que no tiene nada que ver con el origen de las especies,
ni tampoco inventé esto.
Ateo: ¿Quieres decir que tu estudio de la evolución no te hizo ateo?
Darwin: De ninguna manera. Lo escribí en 1897, tres años antes de mi muerte.
"Nunca he sido ateo en el sentido de negar la existencia de un Dios".
Ateo: Entonces no eras un creyente completo ni un ateo completo.
¿Cuál fue tu posición real?
Darwin: Mi posición fue muy controvertida después de mi muerte; sin embargo, nadie puede decir que me volví ateo como resultado de la teoría de la evolución. Te daré una pista, mi libro favorito era Teología Natural.
Yo incluso dije: "No creo haber admirado un libro más que Teología Natural de Paley. Casi podría haberlo dicho de memoria".
Ateo: ¿Qué dice ese libro?
Darwin: Presenta un conocido concepto que se resume en que las leyes naturales constituyen el método elegido por Dios para ejecutar su universo. Voy a dejarte meditar en esto, nos vemos más tarde.