El cerdo, una carne comúnmente consumida en todo el mundo, está prohibido en el Islam por razones religiosas y científicas. El Corán prohíbe explícitamente el cerdo, declarándolo impuro y perjudicial para el consumo humano. Esta prohibición también es observada por los judíos y algunas sectas cristianas, como se menciona en la Biblia. El Profeta Muhammad enfatizó aún más la gravedad de consumir cerdo en los Hadices, declarando que un verdadero creyente no come cerdo.
Científicamente, el cerdo se considera una carne de alto riesgo debido a la naturaleza carroñera de los cerdos, que consumen cualquier cosa que encuentren, incluyendo heces, orina y alimentos contaminados. Esto lleva a que su carne contenga bacterias y toxinas dañinas como Salmonella, E.Coli y Trichinella, causando intoxicación alimentaria y enfermedades graves. Los cerdos también portan varios virus y parásitos, incluyendo aquellos que conducen a la gripe porcina, influenza y enfermedades graves como la meningitis. El alto contenido de grasa en el cerdo contribuye a la obesidad, las enfermedades cardíacas y la diabetes.
En resumen, el Islam prohíbe el consumo de cerdo para mantener la limpieza, la pureza y la buena salud. Esta prohibición, arraigada en las reglas del Corán (la palabra de Allah, el Único Dios) y los Hadices del Profeta Muhammad, ayuda a evitar los efectos perjudiciales del consumo de cerdo y promueve la ética islámica de la limpieza en la vida diaria.