¿Por qué existes?
No me digas que no has pensado en eso, seas musulmán, cristiano o judío, ateo o agnóstico. Todo el mundo se hace esta pregunta.
¿Mi propósito es comer, luego responder el llamado de la naturaleza?
¿Eso es todo? ¿Estamos aquí en este planeta para esto?
¡No, imposible! Debe haber un propósito más grande, algo que permanece y nunca muere, nunca.
Pero, ¿cuál es ese propósito?
La energía no puede ser destruida. Morimos, nos convertimos en una materia orgánica de la que las plantas y los animales se alimentan, o nos convertimos en petróleo después de miles de años ¿Eso somos nosotros? ¿Somos materias orgánicas destinados a perecer? ¡No! Estoy seguro de que esto no es cierto.
Vivimos corriendo tras el dinero, detrás de los placeres sensuales, de la riqueza, las mujeres, y nuestras vidas pasan. No nos damos cuenta de lo que está pasando. Dejamos que nuestras almas tengan hambre y nuestros espíritus sufran. Todo esto por oro, dinero, dólares, cuentas bancarias, ropa, zapatos y moda. Y, de repente, el cabello se vuelve gris, las arrugas aparecen, los huesos y los músculos duelen, la vida pasa ante nosotros. Los calendarios se reemplazan un año tras otro. Los años pasan ante ti... luego viene la muerte.
La pregunta es, ¿estamos vivos realmente? ¿Es la vida ese aliento de nuestros pulmones? O más bien, ¿tu alma?