Tanto los cristianos como los musulmanes creen en la existencia del Único Dios Verdadero. Ambos creen en la supremacía de este Dios y que Él es Omnipotente, Omnisciente e Inmutable. Además, ambas religiones consideran a Dios como el Creador del universo y creen que Él es el Juez Supremo de la humanidad.
Sin embargo, existen diferencias teológicas sorprendentes entre el cristianismo y el Islam que pueden dificultar decir que adoran al mismo Dios. En primer lugar, los musulmanes siguen una estricta fe monoteísta que prohíbe el culto a cualquier ídolo. Por el contrario, los cristianos suelen utilizar objetos físicos como cruces o estatuas para simbolizar a Dios. Los cristianos también creen en la Santísima Trinidad, que es la creencia en un Dios compuesto de tres personas distintas: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. La Trinidad es fundamental para las creencias y el culto cristianos; no está reconocido en el Islam. Según la fe islámica, considerar a cualquier otra persona como divina representa el pecado de (shirk; asociar a otros en la adoración con Allâh), que es uno de los pecados más mortales en el Islam.
En segundo lugar, las creencias fundamentales de ambas religiones difieren. Los cristianos creen que Jesucristo es el Hijo de Dios y es parte de la Santísima Trinidad. Según las enseñanzas cristianas, Jesucristo murió y resucitó al tercer día después de su crucifixión. En el Islam, Jesucristo, también conocido como `Isa, es considerado uno de los profetas y mensajeros de Dios. Los musulmanes creen que Jesucristo no murió, sino que Allâh lo rescató y lo elevó vivo a los cielos. Los musulmanes también creen que el Profeta Muhammad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) fue el Último y Final Mensajero de Allah, mientras que los cristianos no reconocen a Muhammad como un profeta.
Por lo tanto, se puede argumentar que, si bien cristianos y musulmanes tienen algunas creencias comunes, las diferencias en sus creencias teológicas y conceptos de Dios hacen difícil afirmar que adoran al mismo Dios. Para concluir, si bien ambas religiones adoran al único Dios, existen demasiadas diferencias fundamentales en sus creencias teológicas para establecer que este Dios es idén
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