Allâh es el Dios único y verdadero, el Creador de todo lo que existe. Su poder y soberanía se extienden más allá de nuestra limitada comprensión humana. Allâh es misericordioso, justo, amable y sabio. Para conocerlo, debemos comprender que todos somos mortales y que el propósito de nuestra existencia en esta tierra es servirlo con sinceridad y reverencia.
Su guía divina nos ha sido revelada a través del Noble Corán, un libro que contiene toda la orientación que necesitamos para llevar una vida virtuosa tanto en este mundo como en el más allá. Debemos buscar su perdón por nuestros pecados y esforzarnos por seguir el camino de la rectitud para satisfacerlo. Que Allâh nos guíe a todos en este viaje de vida, con firmeza y sabiduría.
En el Islam, Allâh y Muhammad son entidades distintas. Allah (Exaltado sea) es el Único Dios Verdadero, Creador, Omnipotente, Omnisciente y Misericordioso. Por otro lado, el Profeta Muhammad es considerado el Mensajero de Allah que recibió revelaciones de Él a través del ángel Gabriel. Si bien los musulmanes adoran sólo a Allah, también extienden un inmenso respeto al Profeta Muhammad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él), ya que se cree que es responsable de transmitir el Mensaje de Allah a la gente. El Corán establece claramente que Muhammad era un ser humano y no divino de ninguna manera.
Fue elegido especialmente por Allah para guiar a la humanidad hacia la rectitud. Por lo tanto, si bien tanto Allâh como Muhammad tienen una importancia significativa en el Islam, sus roles dentro de la religión son diferentes: Allâh es el Dios adorado, mientras que Muhammad es Su Mensajero y Profeta.
Según la creencia islámica, Allâh es el único Dios verdadero que creó el universo y todo lo que hay en él, incluidos los seres humanos. De manera similar, los cristianos creen en una sola deidad que gobierna toda la creación. Sin embargo, si bien ambas religiones consideran que su Dios respectivo es omnipotente y misericordioso, existen diferencias en su comprensión teológica de la naturaleza y los atributos de Dios.
Los musulmanes ven a Allâh como estrictamente monoteísta, sin socios ni descendencia. Por el contrario, algunas denominaciones cristianas como la Santísima Trinidad pueden considerar que su Dios abarca tres personas distintas: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Además, los musulmanes adoran a Allâh directamente sin intermediarios como los santos o María, lo que difiere significativamente de las prácticas devocionales cristianas. Así, si bien ambas religiones reconocen una única deidad con diferentes nombres o aspectos, algunas diferencias esenciales distinguen las concepciones musulmanas de Allâh de las creencias cristianas sobre Dios.
Preguntar quién creó a Allâh Todopoderoso se considera ilógico y sin sentido, ya que el concepto de causalidad sólo se aplica al mundo material. El Islam afirma que Allâh no tiene padres ni descendencia porque contradice Su naturaleza como un Ser eterno, no creado, autosuficiente, sin principio ni fin. El Corán enfatiza que no hay nada como Allâh ni nadie tiene el poder de verlo. Esto indica que Allâh trasciende la percepción humana y no puede ser equiparado con nada. Por lo tanto, los eruditos islámicos enfatizan que Allâh -Glorificado sea- puede ser conocido a través de Sus Atributos y Acciones en lugar de tratar de comprender Su Esencia u Origen.
En el Islam, Allâh es considerado el Único Creador y Sustentador del universo. Existió antes de que existieran el tiempo, el espacio, la materia y todas las demás creaciones. Según la religión islámica, Allâh es autosuficiente y no requiere ninguna fuente externa, ayuda o apoyo para mantener Su existencia o causar Su existencia.
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