Dios nos ama y tiene misericordia de nosotros, por eso nos envió profetas (mensajeros) para mostrarnos el camino recto.
El primero fue Adán, luego Noé, Abraham, Moisés, Jesús y el último profeta, Muhammad, la paz sea con ellos.
Dios envía profetas (mensajeros) para enseñarnos cómo adorarlo.
Y cada profeta fue enviado a un grupo específico de personas.
Cuando un profeta muere y la gente se desvía del camino,
Dios envía otro profeta, y así sucesivamente.
Todos los profetas fueron una continuación unos de otros y fueron enviados con el mismo mensaje, que no hay deidad digna de adoración excepto el Único y Verdadero Dios, conocido en árabe como Allah.
Cada profeta fue el camino hacia Dios en su época.
Abraham y Noé fueron el camino para su gente en su tiempo,
y así también lo fueron Jesús, Moisés y Muhammad.